El Génesis y los Patriarcas (XII): Rubén


Rubén

Primogénito de los doce hijos de Jacob. Su madre, Lea, la menos querida de las esposas de Jacob, le dio este nombre porque, según dijo, "Yahvé había mirado su miseria, por cuanto entonces su esposo empezaría a amarla" (Gn. 29,30-32). Algunas de las buenas cualidades de Rubén se demostraron cuando persuadió a sus nueve hermanos para que arrojasen a José en una cisterna seca en vez de darle muerte, con la idea de volver a librarlo a escondidas. Más de veinte años después, cuando estos mismos hermanos razonaron que él que se les hubiera acusado de ser espías en Egipto se debía a la falta de compasión con la que habían tratado a José, Rubén les recordó que no había participado en el complot contra la vida de su hermano. (Gn. 42,9-14. 21. 22.) Luego, Cuando Jacob no dejó que Benjamín acompañase a sus hermanos en su segundo viaje a Egipto, Rubén ofreció a sus propios dos hijos como fianza y dijo: "Puedes (darles) muerte si no te lo traigo (a Benjamín) de vuelta". (Gn. 42,37)
Rubén era el hijo primogénito de Jacob, y, como tal, tenía los derechos de primogenitura de la familia. Le tocaban dos porciones de la herencia que su padre dejara. Cuando Jacob bendijo a sus hijos, justo antes de morir, quedaba por ver si Rubén heredaría estos derechos de primogénito. Jacob se dirigió en primer lugar a Rubén con las palabras (Gn. 49, 3-4) “Rubén, tú eres mi primogénito, mi fuerza y el fruto de mi primer vigor, cumbre de dignidad y cumbre de fuerza. Herviste como el agua; no tendrás la supremacía, porque subiste al lecho de tu padre. Cometiste entonces una profanación, subiste a mi lecho."
Jacob rememoró un acto indigno que afectaría los privilegios que Rubén iba a recibir. Había mancillado la honra de su padre al cometer incesto con una de sus concubinas, Bilhá, la sierva de Raquel, la esposa amada de Jacob. (Gn. 35, 22) “Durante su estancia en esta región vino Rubén y se acostó con Bala, la concubina de su padre, y lo supo Jacob. Los hijos de Jacob eran doce.” De este modo le despojó de los privilegios que le hubieran correspondido como primogénito. Fue inestable o turbulento e impetuoso, como las aguas que irrumpen contra un dique o que se precipitan por una torrentera. Tenía que haberse dominado y haber respetado la dignidad de su padre y el honor de los dos hijos de Bilha, la concubina de Jacob.

Los hijos de Jacob

El Génesis y los Patriarcas (XI): Jacob


acob, en hebreo יַעֲקֹב "sostenido por el talón", conocido después como Israel “el que pelea con Dios". Es hijo de Isaac y padre de doce hijos. De su primera esposa Lea tuvo a RubénSimeónLevíJudáIsacar y Zabulón. También tuvo a su única hija Dina. De Bilha, sierva de Raquel, tuvo a Dan y Neftalí. De Zilpa, sierva de Lea, tuvo a Gad y Aser. Por último, de su esposa favorita, Raquel, tuvo a José y Benjamín. Estos comprendían las doce Tribus de Israel. Sin embargo, con Leví y José el asunto fue más complicado. Los descendientes de Leví, llamados levitas, fueron sacerdotes, y por lo tanto, no tenían tierras. Con el fin de hacer que el número de tribus fueran doce, ya que no se mencionaba a Leví, y no existía Tribu de José, se nombraron a los hijos de este último, que tuvo en Egipto con Asenat, como sustitutos: Efraím y Manasés.
Jacob, según la tradición, probablemente naciera en Lahai-roi, unos veinte años después del matrimonio entre Isaac y Rebeca, cuando para ese tiempo su padre tenía sesenta años de edad (Gn. 25, 26), y su abuelo Abraham ciento sesenta años. Al igual que su padre, Jacob era de disposición tranquila. También dice que yacía en la tienda lo cual, interpretado por muchos eruditos bíblicos, es una señal de ser alguien muy estudioso.
Era el segundo nacido de los hijos mellizos de Isaac y Rebeca. Durante el embarazo, los niños "luchaban" dentro de ella (Gn. 25,22). Cuando Rebeca le consultó a Dios el porqué de la lucha, recibió el mensaje de parte de Él, que dos naciones, muy distintas entre ellas, estaban formándose en su vientre, y que el mayor serviría al menor. Rebeca siempre recordó estas palabras. De hecho, ella siempre favoreció a Jacob. Entretanto, su padre, Isaac, siempre favoreció a Esaú, el otro hijo mellizo, quien era un hombre de campo, y un gran cazador.
El sueño de Jacob
Como hemos visto anteriormente, cuando los muchachos estaban creciendo, Esaú, el cazador, un día vino hambriento, y le pidió a su hermano Jacob el plato de lentejas que estaba comiendo. Jacob, por consejo de su madre, le pidió que le vendiera la primogenitura como hijo mayor, a cambio del alimento. Esaú, viendo que este derecho era inservible para él si llegaba a morir, accedió, y así, en palabras bíblicas "despreció su primogenitura". Este derecho no sólo incluía el tradicional rito bíblico de los primogénitos, el cual garantizaba un rango superior en la familia (Gn. 49,3), sino también, una doble porción de la herencia paternal (Dt. 21,17).
Pero no quedó ahí la cosa, cuando Isaac envejeció, y había perdido bastante su vista al punto de quedar casi ciego, Jacob suplanto a Esaú para recibir la bendición. Tan pronto como Jacob recibió dicha bendición y se marchó, Esaú llegó, cayendo en gran cólera por lo que había ocurrido. Isaac, quien ya se había dado cuenta del error, le dijo que lo único que podía darle era una bendición menor. Esaú, en cambio, juró que iba a matar a su hermano, una vez que su padre muriese.
Rebeca, su madre, dándose cuenta de antemano de las intenciones asesinas de Esaú, le llamó y lo hizo huir, enviándolo donde su tío, Labán, hasta que la furia de Esaú disminuyera. También, le aconsejó que buscara una esposa mientras viviera allí. (Gn. 28, 1-5) “Llamó, pues, Isaac a Jacob, y le bendijo, y le mandó: No tomes mujer de entre las hijas de Canaán. Anda y vete a Padán Aram, a casa de Batuel, el padre de tu madre, y toma allí mujer de entre las hijas de Labán, hermano de tu madre; el Dios omnipotente te bendecirá, te hará crecer, y te multiplicará, y te hará muchedumbre de pueblos, y te dará la bendición de Abraham a ti y a tu descendencia contigo, para que poseas la tierra en que como extranjero habitas, que dio Dios a Abraham. Despidió, pues, Isaac a Jacob, que se fue a Padán Aram, a Labán, hijo de Batuel, arameo, hermano de Rebeca, madre de Jacob y Esaú.”

En el camino a Harán, experimentó una extraña visión, en la que sostenía una escalera que llegaba hasta el cielo, una visión que es comúnmente referida en las Escrituras como La Escalera de Jacob. (Gn. 28, 11-17) “Llegó a un lugar donde se dispuso a pasar la noche, pues el sol se ponía ya, y, tomando una de las piedras que en el lugar había, la puso de cabecera y se acostó. Tuvo un sueño. Veía una escala apoyándose en la tierra, y bajaban los ángeles de Dios. Junto a él estaba Yahvé, que le dijo: Yo soy Yahvé, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra sobre la cual estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será ésta como el polvo de la tierra, y te ensancharás a occidente y a oriente, a norte y a mediodía, y en ti y en tu descendencia serán bendecidas todas las naciones de la tierra. Yo estoy contigo, y te bendeciré adondequiera que vayas, y volveré a traerte a esta tierra, y no te abandonaré hasta cumplir lo que te digo. Despertó Jacob de su sueño, y se dijo: Ciertamente está Yahvé en este lugar, y yo no lo sabía; y, atemorizado, añadió: ¡Qué terrible es este lugar! No es sino la casa de Dios y la puerta de los cielos.”
Continuando su camino, llegó a Harán. Paró allí, y encontró a la hija más joven de su tío Labán, su prima Raquel. Después de que Jacob había vivido un mes con sus familiares, Labán le ofreció paga por la ayuda que le había dado. Jacob indicó que le serviría por siete años, pues no tenía dote o pertenencias para ofrecerle a cambio de la mano de Raquel en matrimonio, a lo cual Laban accedió. (Gn. 29,15-20) “Pasado éste, le dijo Labán: ¿Acaso porque eres hermano mío vas a servirme de balde? Dime cuál va a ser tu salario. Tenía Labán dos hijas: una, la mayor, de nombre Lía; otra, la menor, de nombre Raquel. Lía era tierna de ojos, pero Raquel era muy esbelta y hermosa. Amaba Jacob a Raquel, y dijo a Labán: Te serviré siete años por Raquel, tu hija menor. Y contestó Labán: Mejor es que te la dé a ti que dársela a un extraño. Quédate conmigo. Y sirvió Jacob por Raquel siete años, que le parecieron sólo unos días, por el amor que le tenía.” Una vez pasados los siete años, Laban le dio a su hija mayor, Lea, en su lugar. En la mañana, cuando Jacob descubrió el cambio, se quejó, a lo que Laban dijo que en su país era inaceptable dar en matrimonio a la hija menor antes que la hija mayor. Entonces ofreció a Jacob darle a Raquel también, aunque sólo si permanecía con Lea. Él cumplió con la luna de miel y trabajó otros siete años.
Una vez que se casó con ambas, "Jacob amó a Raquel y despreció a Lea". Dios, viendo esto, hizo que Lea procreara muchos hijos. Ella le dio a luz a RubénSimeónLeví, y a Judá antes de partir al desierto. Raquel, viendo que era incapaz de procrear un hijo, se puso celosa de su hermana, entonces pidió a Jacob que tuviera hijos con su criada, Bilha, para que ella pudiera tener un hijo a través de ella. Jacob hizo así, y Bilha le dio a luz a Dan y Neftalí. Así, Lea también entró en celos, y le pidió a Jacob que tuviera hijos también con su criada, Zilpa. Ella a su vez, le dio a Gad y Aser. Entonces, Lea volvió a ser fértil nuevamente, y le dio a luz a IsacarZabulón y Dina. Entonces Dios se acordó de Raquel y al fin, le dio dos hijos, a uno lo llamó José y al otro Benjamín.
Cuando nació José Jacob deseó volver a casa, cosa que impedía su suegro, y tomando su parte se marcho sin avisar a nadie, desatando la ira de Laban. (Gn. 31, 3-18) “Yahvé le dijo: Vuélvete a la tierra de tu padre y a tu parentela, que yo estaré contigo. Mandó a llamar, pues, Jacob a Raquel y a Lía, para que fueran al campo adonde estaba con su ganado, y les dijo: “Veo que el semblante de vuestro padre no es para mí ya el que antes era, aunque el Dios de mi padre ha estado conmigo. Bien sabéis vosotras que yo he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas, y que vuestro padre se ha burlado de mí, mudando diez veces mi salario; pero Dios no le ha permitido perjudicarme. Cuando él decía: Tu salario serán las reses manchadas, todas las ovejas parían corderos manchados; y si decía: Las reses rayadas serán tu salario, todas las ovejas parían corderos rayados. Es, pues, Dios el que ha tomado lo de vuestro padre y me lo ha dado a mí. Cuando las ovejas entran en calor, vi yo en sueños que los carneros que cubrían a las ovejas eran rayados y manchados, y mi ángel me dijo en el sueño: Jacob; le respondí: firme aquí. Y él dijo: Alza tus ojos y mira: todos los carneros que cubren a las ovejas son rayados y manchados, porque yo he visto lo que te ha hecho Labán. Yo soy el Dios de Betel, donde ungiste tú un monumento y me hiciste el voto. Levántate, pues, sal de esta tierra y torna a la tierra de tu parentela. Raquel y Lía  respondieron: ¿Tenemos acaso nosotras parte o herencia en la casa de nuestro padre?¿No nos ha tratado como extrañas, vendiéndonos y comiendo nuestro precio? Y, además, cuanto le ha quitado Dios, nuestro es y de nuestros hijos. Haz, pues, ya lo que Dios te ha mandado. Levantóse Jacob e hizo montar a sus mujeres y a sus hijos sobre los camellos, y, llevando consigo todos sus ganados y todo cuanto en Padán Aram había adquirido, se encaminó hacia Isaac, su padre, a tierra de Canaán.”
Jacob luchando contra el ángel

Al llegar al sitio donde se había producido “la escalera de Jacob”, Jacob envió un mensaje a su hermano, Esaú. (Gn.34)  Sus sirvientes volvieron con la noticia de que Esaú estaba aproximándose, a encontrarse con Jacob con un ejército de 400 hombres. En gran agonía, Jacob se preparó para lo peor. Oró en la cima del monte y mando tres tandas de presentes para su hermano, quedándose solo, entonces ocurrió la lucha con Dios y el cambio de nombre (Gn. 34, 25-31) “Quedóse Jacob solo, y hasta rayar la aurora estuvo luchando con él un hombre, el cual, viendo que no le podía, le dio un golpe en la articulación del muslo, y se relajó el tendón del muslo de Jacob luchando con él. El hombre dijo a Jacob: Déjame ya que me vaya, que sale la aurora. Pero Jacob respondió: No te dejaré ir si no me bendices. Él le preguntó: ¿Cuál es tu nombre? Jacob, contestó éste. Y él le dijo: No te llamarás ya en adelante Jacob, sino Israel, pues has luchado con Dios y con hombres y has vencido. Rogóle Jacob: Dame, por favor, a conocer tu nombre; pero él le contestó: ¿Para qué preguntas por mi nombre?”; y le bendijo allí. Jacob llamó a aquel lugar Peniel, pues dijo: He visto a Dios cara a cara y ha quedado a salvo mi vida.”
El capitulo 33 del Génesis narra la reconciliación de Jacob y Esaú y el asentamiento de Jacob, mientras que el 34 narra los primeros problemas con la población cananea. El 35 cuenta la erección del primer altar, en el lugar de la “escalera de Jacob”, y la confirmación del cambio de nombre.
Jacob se estableció en Sucot por un tiempo. Mientras viajaba posteriormente a Efrata, camino de Belén, Raquel murió dando a luz a su segundo hijo, Benjamín, seis años después del nacimiento de José.
Jacob había sido profundamente "herido en su alma" con la desaparición de su hijo amado, José, quien había sido vendido a unos mercaderes por sus hermanos a causa de los celos que le guardaban (Gn. 37) . El resto del Génesis sigue la historia del hambre y de las idas sucesivas hacia Egipto para comprar grano, que llevó al descubrimiento del José perdido que había sido nombrado Gobernador de esas tierras, sólo por debajo del Faraón. El patriarca fue a Egipto con toda su casa a pedido de su hijo José. Las escrituras dicen que Jacob llegó a residir en la tierra de Gosén, con su familia que sumaban «setenta almas» (Ex. 1,5); (Dtn. 10,22).
Llegando al fin de su vida, convocó a sus hijos al lado de su lecho y los bendijo. Junto con sus últimas palabras repitió la historia de la muerte de Raquel, aunque habían pasado ya 51 años desde su deceso, "como si hubiera sucedido ayer". Entonces, "él hizo un último pedido a sus hijos, recogió sus pies en el lecho, y expiró su alma", a la edad de 147 años (Gn. 47,28).El cuerpo de Jacob fue embalsamado y llevado a la tierra de Canaán, donde fue enterrado con su esposa Lea, en la Cueva de Macpelá, de acuerdo a su solicitud antes de morir.

El Génesis y los Patriarcas (X): Isaac



Isaac, en hebreo יִצְחָק que significa “reirá" o "risa", hijo de Abrahán y Sara, (Gn. 17, 15-17) “Dijo también Dios a Abraham: “Sarai, tu mujer, no se llamará ya Sarai, sino Sara, pues la bendeciré, y te daré de ella un hijo, a quien bendeciré, y engendrará pueblos, y saldrán de él reyes de pueblos. Cayó Abraham sobre su rostro, y se reía, diciéndose en su corazón: ¿Conque a un centenario le va a nacer un hijo, y Sara, ya nonagenaria, ya a parir?”
En la tradición bíblica, el parto sobrenatural de Isaac fue parte del pacto que realizó Yahvé con Abraham, y que selló la elección del pueblo judío como receptor de la ley divina; el símbolo tangible de ese pacto sería la circuncisión, cuyo nombre usual en hebreo, significa literalmente "pacto" En razón de esto, el libro de Amós sugiere que el nombre Israel era uno de los nombres de Isaac; la crítica bíblica, por lo general, considera sin embargo que este se aplica a su hijo Jacob. Jacob era uno de los dos hijos gemelos de Isaac, siendo Esaú el primogénito.
Sacrificio de Isaac
Uno de los episodios más controvertidos teológicamente del texto bíblico concierne también a Isaac durante su infancia; Yahvé, para probar a Abraham, le solicitó que sacrificara a su hijo en el monte Moria. Este sacrificio ritual fue el origen de las prácticas sacrificiales llevadas a cabo en el Templo de Jerusalén durante la época del reino de Israel. (Gn. 22, 1-18) "Después de todo esto, quiso probar Dios a Abraham, y, llamándole, dijo: “¡Abraham!” Y éste contestó: “Heme aquí.” Y le dijo Dios: “Anda, toma a tu hijo, a tu unigénito, a quien tanto amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah y ofrécemelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te indicaré.” Se levantó, pues, Abraham de mañana, aparejó su asno y, tomando consigo dos mozos y a Isaac, su hijo, partió la leña para el holocausto y se puso en camino para el lugar que le había dicho Dios. Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio de lejos el lugar. Dijo a sus dos mozos:” Quedaos aquí con el asno; yo y el niño iremos hasta allí, y, después de haber adorado, volveremos a vosotros.” Y tomando Abraham la leña para el holocausto, se la cargó a Isaac, su hijo; tomó él en su mano el fuego y el cuchillo, y siguieron ambos juntos." Dijo Isaac a Abraham: “Padre mío” “¿Qué quieres, hijo mío?,” le contestó. Y él dijo: “Aquí llevamos el fuego y la leña; pero la res para el holocausto, ¿dónde está?” Y Abraham le contestó: “Dios se proveerá de res para el holocausto, hijo mío”; y siguieron juntos los dos." Llegados al lugar que le dijo Dios, alzó Abraham el altar y dispuso sobre él la leña, ató a su hijo y le puso sobre el altar, encima de la leña. Agarró el cuchillo y tendió luego su brazo para degollar a su hijo. Pero le gritó desde los cielos el ángel de Yahvé, diciéndole: “¡Abraham, Abraham!” Y éste contestó: “Heme aquí.” “No extiendas tu brazo sobre el niño — le dijo — y no le hagas nada, porque ahora he visto que en verdad temes a Dios, pues por mí no has perdonado a tu hijo, a tu unigénito. Alzó Abraham los ojos, y vio tras sí un carnero enredado por los cuernos en la espesura, y cogió el carnero y lo ofreció en holocausto en vez de su hijo. Llamó Abraham a aquel lugar “Yahvé-yire” — Yahvé ve; por lo que todavía se dice: “En el monte de Yahvé se proveerá.” Llamó el ángel de Yahvé a Abraham por segunda vez desde los cielos, y le dijo: “Por mí mismo juro, palabra de Yahvé, que por haber tú hecho cosa tal, de no perdonar a tu hijo, a tu unigénito, te bendeciré largamente, y multiplicaré grandemente tu descendencia, como las estrellas del cielo o como las arenas de la orilla del mar, y se adueñará tu descendencia de las puertas de tus enemigos, y la bendecirán todos los pueblos de la tierra, por haberme tú obedecido.”
Isaac contrajo matrimonio (Gn 24) alrededor de los cuarenta años de edad, cuando su padre Abraham envió a Eliecer a buscarle una esposa entre su parentela ;Rebeca, hermana de Labán e hija del hermano de Abrahán, fue elegida. Al ser Rebeca estéril, (Gn. 25,21) “Rogó Isaac a Yahvé por su mujer, que era estéril, y fue oído por Yahvé, y concibió Rebeca, su mujer” y Rebeca tuvo, a los sesenta años, dos hijos gemelos: Esaú y Jacob. La preferencia de Isaac por el primero, su primogénito, y de Rebeca a Jacob dio lugar al episodio del engaño de Jacob, que, tras haber comprado de Esaú la primogenitura por un plato de lentejas, (Gn. 25, 29-34) “Hizo un día Jacob un guiso, y, llegando Esaú del campo muy fatigado, dijo a Jacob: Por favor, dame a comer de ese guiso rojo, que estoy desfallecido. Por esto se le dio a Esaú el nombre de Edóm. Contestóle Jacob: Véndeme ahora mismo tu primogenitura. Respondió Esaú: Estoy que me muero; ¿qué me importa la primogenitura?. Júramelo ahora mismo, le dijo Jacob; y juró Esaú, vendiendo a Jacob su primogenitura. Diole entonces Jacob pan y el guiso de lentejas, y, una vez que comió y bebió, se levantó Esaú y se fue, sin dársele nada de la primogenitura.”
Tras un periodo de carencias, Isaac emigró hacia Gerar, donde firmó un tratado de paz con el rey filisteo Ajimelec; luego se afincó en Beerseba, en donde renovó la alianza con Yahvé (Gn. 26).
Siendo Isaac ya mayor, Rebeca obligó a Jacob a disfrazarse con una piel de cordero para simular que era Esaú y obtener la bendición paterna. (Gn. 27, 1- 29)“Cuando envejeció Isaac, se debilitaron sus ojos y no veía. Llamó, pues, a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Este contestó: Heme aquí. Mira, le dijo, yo ya soy viejo y no sé cuál será el día de mi muerte. Toma, pues, tus armas, la aljaba, el arco, y sal al campo a cazar algo, y me haces un guiso como sabes que a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma y después te bendiga antes de morir. Rebeca estuvo oyendo lo que Isaac decía a Esaú, su hijo. Esaú salió al campo a cazar algo para traerlo; y Rebeca dijo a Jacob, su hijo: Mira, he oído a tu padre hablar a Esaú, tu hermano, y decirle: Tráeme caza y prepáramela para que la coma y te bendiga delante de Yahvé antes de mi muerte. Ahora, pues, hijo mío, obedéceme y haz lo que yo te mando. Anda, vete al rebaño y tráeme dos cabritos gordos, para que yo haga con ellos a tu padre un guiso como a él le gusta, y se lo lleves a tu padre, y lo coma y te bendiga antes de su muerte, Contestó Jacob a Rebeca, su madre: Mira que Esaú, mi hermano, es hombre velludo, y yo lampiño, y, si me toca mi padre, apareceré ante él como un mentiroso, y traeré sobre mí una maldición en vez de la bendición. Díjole su madre: Sobre mí tu maldición, hijo mío; pero tú obedéceme Anda y tráemelos. Fue, pues, allá él, los cogió y se los trajo a su madre que hizo el guiso como a su padre le gustaba. Tomó Rebeca vestidos de Esaú, su hijo mayor, los mejores que tenía en la casa, y se los vistió a Jacob, su hijo menor; y con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y lo desnudo del cuello; puso el guiso y pan, que había hecho, en manos de Jacob, su hijo, y éste se lo llevó a su padre, y le dijo: Padre mío. Heme aquí, hijo mío, contestó Isaac. ¿Quién eres, hijo mío? Y le contestó Jacob: Yo soy Esaú, tu hijo primogénito. He hecho como me dijiste. Levántate, pues, te ruego; siéntate y come de mi caza, para que me bendigas. Y dijo Isaac a su hijo: ¿Cómo tan pronto hallaste, hijo mío?, y le respondió: Porque hizo Yahvé, tu Dios, que se me pusiera delante. Dijo Isaac a Jacob: Anda, acércate para que yo te palpe, a ver si eres o no mi hijo Esaú. Acercóse Jacob a Isaac, su padre, que le palpó y dijo: La voz es de Jacob, pero las manos son de Esaú; y no le conoció, porque estaban sus manos velludas como las de Esaú, su hermano, y se dispuso a bendecirle. Todavía le preguntó: ¿De verdad eres tú mi hijo Esaú?, y él contestó: Yo soy. Díjole, pues: Acércame la caza para que yo coma de ella, hijo mío, y te bendiga. Acercósela Jacob y comió y bebió Díjole después Isaac: Acércate y bésame, hijo mío. Acercóse él y le besó; y en cuanto olió la fragancia de sus vestidos, le bendijo, diciendo: ¡Oh, es el olor de mi hijo como el olor de un campo al que ha bendecido Yahvé! Déte Dios el rocío del cielo y la grosura de la tierra y abundancia de trigo y mosto. Sírvante pueblos y prostérnense ante ti naciones. Sé señor de tus hermanos, y póstrense ante ti los hijos de tu madre.”

El Génesis y los Patriarcas (IX): Abrahám


Abraham


Abrahám y Melquisedec

Abrahán, en hebreo אַבְרָהָם, es el primero de los patriarcas postdiluvianos del pueblo de IsraelLa historia de Abraham está relatada en el libro del Génesis, desde el capítulo 11, versículo 26 al capítulo 25, versículo 18. El nombre de Abraham significa padre de muchos pueblos y, según el relato del Génesis, Dios se lo impuso a un hombre llamado Abrán en el momento de establecer un pacto con él que incluía su deseo de convertirlo en el origen de un pueblo del que sería su Dios y al que le daría la tierra de Canaán como posesión perpetua. 

Nació en Ur de Caldea. Se cree que estuvo en la desembocadura del río Éufrates, según algunos autores hacia el siglo XV a. C. Murió en Hebrón y fue enterrado junto con su mujer y el resto de su familia (SaraIsaacJacobRebeca y Lía). 
Tras la muerte de Taré (Gn. 12), cuando Abraham tenía setenta y cinco años de edad, Dios le ordenó salir de su tierra y que fuera al país que le indicara, donde Abraham se convertirá en un gran pueblo. De manera que Abraham emigró desde Jarán con Sarai y Lot y sus seguidores y rebaños, y viajaron hasta Canaán en arameo, donde, en el encinar de Siquem, el Señor le dio tierra a él y su posterioridad. Allí Abraham construyó un altar al Señor y siguió viajando hacia el sur hacía el desierto de Neguev (límite con Egipto). Abraham baja desde Neguev a Egipto (Gn 12, 10). Una vez allí los príncipes de Egipto codicia a Sara y Abraham le dice a Sara que diga que es su hermana de lo contrario podría ser asesinado (Gn. 12, 10-20).  
Tras el período pasado en Egipto, Abraham, Sarai y su sobrino Lot, regresaron a Hai en Canán. Allí vivieron durante algún tiempo, incrementándose sus rebaños, hasta que surgió la discordia entre los pastores de Abraham y los de Lot. Abraham entonces propuso a Lot que se separaran, permitiendo a Lot que eligiera en primer lugar. Lot escogió la fértil tierra al este del río Jordán y cerca de Sodoma y Gomorra, mientras que Abraham vivió en Canán, trasladándose al encinar de Mambré, cerca de Hebrón, donde construyó un altar al Señor. Después de esto, una fuerza invasora desde la Mesopotamia septentrional, dirigida por Codorlaomor, rey de Elam, atacó y sometió a las ciudades de la llanura, forzándolas a pagar tributo. Después de doce años, estas ciudades se rebelaron. Al año siguiente, Codorlaomor y sus aliados regresaron, derrotando a las rebeldes y tomando muchos cautivos, entre ellos Lot. Abraham reunió a sus hombres y persiguió a los invasores, derrotándolos cerca de Damasco 
A su regreso (Gn. 14) se encuentra con Melquisedec, rey de Salem y sacerdote de Dios Altísimosalió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien así mismo dio Abraham los diezmos de todo. En (Hbr.7,1-3) se aclara y profundiza, que el nuevo sacerdocio de los creyentes en Cristo dejará de ser el judío (aarónico) y será al estilo simbólico de Melquisedec, que significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre.  
Durante esta época, Sarai, al ser estéril, ofreció a su esclava, Agar a Abraham. Agar concibe pronto. Sarai, celosa, trata a Agar duramente, forzándola a huir. Cuando está en el desierto, el Señor se aparece a Agar (Gn. 16,7) y le dice que vuelva, pero prometiéndole que su hijo también será el padre de una «muchedumbre». Su hijo se llamó Ismael, considerado el padre de los ismaelitas (beduinos nómadas). 
Cuando Abraham tiene noventa y nueve años de edad, (Gn. 18) el Señor se le aparece acompañado por dos ángeles, los tres en forma humana, y confirma su pacto con él: Sarai dará a luz a un hijo que será llamado Isaac y la casa de Abraham deberá, a partir de entonces, circuncidarse. Entonces le dice que no se llamará Abram sino Abraham y, dirigiéndose a Sarai, le dice que ya no se llamará así más, sino que su nombre será Sara. 
Se marchan de ahí en dirección a Sodoma, en compañía de Abraham. Éste intercede ante Yahvé diciendo que no destruya a toda la ciudad por un puñado de pecadores. Así pide que no la destruya si encuentra primero cincuenta, luego cuarenta y cinco, después cuarenta, treinta, veinte y así hasta diez hombres justos dentro de la ciudad. En cada una de las ocasiones, Yahvé le responde que si los encuentra, perdonará a todo el lugar en consideración a ellos. Los dos ángeles fueron a Sodoma, donde los recibe Lot en su casa. Pronto se reúne una multitud alrededor de la casa de Lot, exigiéndole que les entregue a los dos hombres de manera que puedan abusar de ellos. Lot les ofrece a sus hijas, pero los hombres de la ciudad le siguen presionando hasta que los ángeles los hirieron de ceguera. Por la mañana, le dicen a Lot que huya y que no mire hacia atrás mientras las ciudades son destruidas. Sin embargo, su esposa desobedece y queda convertida en una estatua de sal. 
Después de estos acontecimientos, Abraham, que habita como forastero en Guerar, hace un pacto con el rey Abimelec.Es entonces cuando nace Isaac, de su esposa Sara, estéril hasta avanzada edad, el cual es considerado el único heredero, el cual fue padre de Esaú y Jacob (Israel). 
El personaje de Abraham es conocido por el relato del sacrificio de su hijo Isaac a Dios (Gn 22,1-19) que se verá en el apartado siguiente 
Sara murió a los ciento veintisiete años de edad y fue enterrada en la caverna de los Patriarcas cerca de Hebrón, que Abraham había comprado a Efrón el jeteo, junto con el campo adyacente. Abraham, recordando por este hecho, probablemente, su propia ancianidad, y la consecuente incertidumbre de su vida, procura asegurar una alianza entre Isaac y una rama femenina de su propia familia. 
Abraham vivió bastante tiempo. Tras la muerte de Sara, tomó otra esposa, una concubina llamada Quetura de la que tuvo seis hijos, ZamránJocsánMedánMadiánJesboc y Sue.Abraham murió a los ciento setenta y cinco años de edad. La leyenda judía dice que iba a vivir ciento ochenta años, pero que Dios a propósito acabó con su vida porque sintió que Abraham no necesitaba pasar por el dolor de ver los perversos hechos de su nieto Esaú. Fue enterrado por sus hijos Isaac (de unos setenta y seis años de edad) e Ismael (de unos ochenta y nueve años), en la caverna de los Patriarcas (también conocida como la caverna de Macpela), que es donde había depositado los restos de su amada Sara. 

El Génesis y los Patriarcas (VIII): Taré



Taré 
Taré o Tareh, en hebreo תרח, fue el padre de Abraham. Emigró junto a su familia de Ur en Caldea a Harán en Mesopotamia donde murió a la edad de 205 años. Taré (Gn, 11) fue el hijo de Nacor, quien fue hijo de Serug, quien fue hijo de Reu, quien fue hijo Peleg, quien fue hijo de Heber, quien fue hijo de Salah, quien fue hijo de Arfaxad, quien fue hijo de Sem, quien fue hijo de Noé. Taré tuvo tres hijos: AbramHarán y Nacor, y al menos una hija, Sara, quien fue la esposa y medio hermana de Abraham. Vivió en "Ur de los Caldeos" donde falleció su hijo Harán, dejando a su hijo Lot. Posteriormente Taré emigró con Abraham, su nieto Lot y junto a sus respectivas familias. Intentó llegar a Canaán pero se estableció en Harán donde murió a la edad de 205 años de edad. Abram siguió su viaje a Canaán cuando Taré tenía 145 años de edad. La Biblia también afirma que Taré adoraba otros dioses.



Partida de Abrahám con su familia